Hablando en general, los indies son claramente identificables por su peculiar indumentaria, que suele incluir gafas de pasta, cabellos limpios pero milimétricamente despeinados, camisetas
Su principal afición es la música, hasta el punto de que raro es el indie que no forma parte de algún grupo. Sus principales influencias musicales son:
- Joy Division http://www.youtube.com/watch?v=6ZwMs2fLoVE
- Velvet Underground :http://www.youtube.com/watch?v=hugY9CwhfzE
- Leonard Cohen http://www.youtube.com/watch?v=RLq7Aqd_H7g
- Sonic Youth http://www.youtube.com/watch?v=hT8rTZhtgAI
- The Smiths http://www.youtube.com/watch?v=INgXzChwipY
- My Bloody Valentine http://www.youtube.com/watch?v=3DEnwUAzPG4
- Jesus and Mary Chain http://www.youtube.com/watch?v=noeTCf8PLuc
- Pixies http://www.youtube.com/watch?v=7EE59Ex5Px4
- Stone Roses http://www.youtube.com/watch?v=k4bHMVAKDao
- Mercury Rev http://www.youtube.com/watch?v=A102xE-Wnfk
También son muy aficionados al mundo de la creación audiovisual, y más concretamente al cine. Como buenos individualistas, les interesa fundamentalmente el llamado cine de autor, y suelen ser fans declarados de directores como Jim Jarmusch, Aki Kaurismaki, Woody Alen, Akira Kurosawa, Lars von Trier, François Truffaut, Eric Rohmer, Todd Solondz, los hermanos Coen o cualquier otro que reciba un premio en el Festival de Sundance. Al igual que los cinéfilos, ahora se encuentran en pleno tránsito desde la nouvelle vague hacia el orientalismo (es decir, Kim Ki-Duk, Wong Kar-Wai, Takeshi Kitano y demás directores de ojos rasgados pero encuadrados casi totalmente en los cánones de realización occidental).
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Así, los indies se sitúan en un extraño escalón intermedio entre la cultura popular y la cultura elitista. Son demasiado individualistas y arrogantes para compartir sus aficiones con la vulgar muchedumbre, pero son demasiado frívolos y hedonistas para alcanzar las cimas del pensamiento académico, al que acusan de padecer la misma enfermedad que ellos: arrogancia, elitismo y separación de la vida cotidiana. Esa separación tan artificial entre la cultura de masas y lo que ellos mismos se permiten calificar como lo "emergente" y lo "excelente", por lo demás, les suele llevar al absurdo de considerar que un grupo británico de pop-rock como Suede es un producto de masas, mientras que un joven guitarrista underground al que no conoce nadie -pongamos por caso un James Blackshaw- puede ser poco menos que un semidiós, un genio o un artista de culto. La actitud arrogantísima frente a lo que llaman cultura de masas choca frontalmente contra la actitud asquerosamente devota, entregada, exagerada y masturbada que muestran hacia sus propios productos mediáticos. ¿De verdad hay tanta diferencia entre unos y otros?
Este elitismo indie, además, resulta difícilmente comprensible si tenemos en cuenta su escandalosa indiferencia hacia todo aquello que suceda más allá del mundo moderno y anglosajón. Ninguno de ellos dejaría de considerarse superior a los demás por no haber leído ni una sola línea de Ibn Jaldun, y desde luego ninguno de ellos se avergonzaría de no ser capaz de redactar ni tres líneas sobre la historia del Imperio Otomano. La única cultura digna de atención es la que les interesa a ellos.
Mención aparte merecen algunas indies femeninas, a las que mi amiga Malovecats etiquetó sabiamente como "Las Cleopatras", en referencia a sus cabellos teñidos de negro y a sus ridículos flequillos cuadriculados. Hablando en general, puede decirse que se trata de una versión sublimada y esperpéntica de los indies, ya que algunas de ellas decidieron entrar en la tribu simplemente para tener opciones de ligar con algunos de esos chicos modernos, alternativos y sabelotodo. Lo de leer a Jack Kerouac y escuchar a Sonic Youth, en su caso, fue la consecuencia de entrar en la tribu, no la causa.
En definitiva, puede hablarse de mezquindad elitista, charlatanería, competitividad, hedonismo, frivolidad, individualismo, ignorancia arrogante, egocentrismo delirante, exclusión endogámica, eurocentrismo, completa ausencia de compromiso social e incapacidad crónica para amar: he aquí las características que configuran el retrato exhaustivo de un indie o de una cleopatra cualquiera.
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